Una serie de imprevistos en mi vida me obligaron a cambiar el rumbo. De la noche a la mañana pasé de vivir por y para el periodismo, a ser una persona involucrada con el mundo de la discapacidad y las necesidades básicas del género humano. Cierto es que "hoy somos", pero mañana... "no se sabe". Es por ello que vivo el presente y del presente pretendo extraer lo bueno del pasado. La tradición y la autenticidad, el adiós a las materias producidas por una industria que nos ha convertido en súbditos víctimas de una apariencia, de una sociedad consumista donde prima la marca sobre la calidad. Sociedad donde impera la estética frente al sentido común.
Motivada por el entorno del lugar donde trabajo en la actualidad, se despertaron en mí algunos instintos que me hicieron darme cuenta de que nos enseñan a memorizar, pero no a ser productivos en nuestro hogar, en nuestro día a día. De la noche a la mañana me compré una máquina de coser y siguiendo tutoriales varios, diseñé mis propios patrones de saquitos térmicos y bolsas de tela plegables. Más tarde comencé a trabajar el cañamazo y elaboré alguna que otra alfombra. Tampoco se me escaparon las velas, los aromas y la mecha que encendió que tras formarme durante un tiempo, presente aquí otra de mis inquietudes: jabones y cremas naturales y personalizadas. En mi profesión actual encontré, en el aprendizaje de las artes de nuestros abuelos un goce personal difícil de expresar.
Confío en seguir aprendiendo, en ser capaz de mostraros mi trabajo y en que este proyecto siga adelante gracias a vuestra confianza.
Un millón de gracias.
