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¡La grasa... con grasa se va! ¿Cómo...?



La verdad es que podríamos pensar que el título de este post es una simple "broma"; y hasta cierto punto, esto es lógico. La realidad es que pocas veces nos hemos puesto a pensar en que el jabón es producto de una mezcla de grasas (en nuestro caso, siempre vegetales) con un alcalí (sosa cáustica); y es esa misma grasa inicial la que, a través del proceso de "saponificación" consigue quitar, como dirían en los anuncios de los años 80, "hasta las manchas más difíciles".

Y el caso es que tanto los aceites utilizados como la sosa son biodegradables. La sosa se netutraliza en contacto en el agua; y en el caso de los aceites/mantecas, éstas, al tomar contacto con el hidróxido de sodio, consiguen que en un mes la sosa desaparezca.

El jabón tiene la propiedad de emulsionar las grasas y los aceites, es decir, de hacer que se disuelvan en agua sustancias insolubles. Nos basta como ejemplo, ver que una cucharada de aceite no es soluble en un vaso de agua.

Hay jabones naturales y, a su vez, de infinitos y muy diversos tipos, según los ingredientes que utilicemos, tanto en función de la demanda personal, como en función de los gustos. Sin embargo, hay tres elementos que permanecen impertérritos en la formación del jabón; estos son: Los aceites o mantecas, las aguas/infusiones/leches y el hidróxido de Sodio o Sosa.

Así pues, la grasa se quita con grasa. Esto es cuando menos... algo curioso.